Reducir considerablemente el uso de gas, electricidad y agua, amortizando la inversión realizada en poco tiempo es posible en el mercado nacional y sus precios son razonables.
Lo importante es empezar a adoptar este tipo de tecnologías en los próximos proyectos a realizarse, y conviene hacerlo desde un primer momento al empezar a construir el hogar. Se pueden medir y controlar el consumo en edificios, empresas, barrios cerrados u hogares particulares, logrando reducirlo hasta en un 30%
Cómo funciona la “tecnología del futuro” que ya está entre nosotros.
Situaciones de la vida cotidiana: te olvidaste de apagar la luz, o un aparato eléctrico; o peor, alguna canilla o artefacto que funciona con gas. Bueno, no te preocupes, porque tu teléfono celular no solo te puede “avisar”, sino que además lo podés configurar para que cierre o apague aquello que quedó encendido. Así de sencillo, y desde cualquier lugar del mundo en que te encuentres.
Muchas empresas Argentinas ya está importando estos sistemas, que pronto será algo común en millones de hogares. Esta domótica dejó de ser un lujo para unos pocos. Antes, transformar un hogar en inteligente costaba 60 mil dólares y hoy la inversión está apenas por arriba de los 3 mil dólares y hasta se puede pagar 12 y hasta 18 cuotas. Es decir, ya es algo accesible, y buena parte de la cuota se pagaría con lo que se ahorra en consumo”.
¿Cómo funciona?
El sistema se maneja a través de smartphones, tablets o computadoras con la llamada “inteligencia artificial”, y se puede acceder al funcionamiento del hogar desde cualquier lugar del mundo.
Energía eléctrica: la iluminación del hogar puede configurarse para encenderse en función de distintas variables, tales como la luminosidad del ambiente, la detección de movimiento o la hora y el día de la semana. Por ejemplo, si un integrante de la familia se levanta a la madrugada para ir al baño, las luces podrían encenderse a un 20% de su intensidad para no despertar al resto. Además, ofrece información detallada del consumo de cada artefacto o lámpara del hogar, con lo cual las facturas de luz nunca más serán una sorpresa.
Agua: millones de litros de agua se desperdician por sistemas de riego ineficientes (por errores humanos o directamente innecesarios cuando va a llover). El sistema Fíbaro permite integrar el riego automático con el servicio meteorológico online, de manera tal de saber si vale la pena regar, y cuántos litros en caso afirmativo.
Gas: detecta consumos excesivos, escapes o anormalidades; y también humo, en cuyo caso puede cerrar la llave principal. Además, si la climatización del hogar –losa radiante, estufa, etc- o el agua caliente para bañarse se regulan por gas, se puede configurar para hacerlo más eficiente, dependiendo del clima o de cuándo uno va a llegar a la casa.
Beneficios inmediatos
La automatización de hogares permite mejorar la calidad de vida desde muchos aspectos:
Confort: entre muchas posibilidades, se pueden programar diferentes escenas, como que las cortinas se levanten por la mañana de manera gradual para ir despertándose con luz natural, o se bajen para proteger muebles o plantas; o simplemente para regular la temperatura de manera natural.
Seguridad: entre los puntos más importantes está la disuasión ante posibles robos, simulando presencia en casas vacías de manera aleatoria (el sistema puede subir distintas persianas, hacer ruidos, prender luces, etc.). Además, evita siniestros detectando posibles inundaciones, variaciones de temperatura, escapes de gas o monóxido de carbono, entre otros.
Sin dudas estas viviendas serán las más valoradas de acá a unos años, cuando se comprenda que sirven para ahorrar energía y vivir más confortablemente y seguros.
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